
Betis: El grupo bético, en un entrenamiento
Bache idéntico. Resulta estremecedor encontrar las semejanzas entre lo que sucede ahora y lo que ocurrió la pasada campaña entre las jornadas 21ª y 25ª: cinco derrotas, con sólo un gol a favor y resultados parejos. Entonces cayó por la mínima ante el Villarreal B (1-0), fue superado en Granada (3-0), no levantó cabeza frente al Recre (0-1), le goleó el Elche (1-4) y perdió en Valladolid (1-0). Ahora también ha perdido por la mínima en resultados binarios (Getafe, Levante y Español), exceptuando una derrota mayor ante el Rayo (0-2) y una goleada con idénticos guarismos en el único partido en el que marcó gol, obra en los dos casos de Jorge Molina, (4-1 con el Real Madrid). Y en ambas rachas cayó en casa por el tanto de un exbético: entonces anotó Dani en el 0-1 del Recre y hace pocas semanas, Juanlu en el 0-1 del Levante. Otro paralelismo es que a principios de año los dos primeros partidos de la racha negativa se los perdió Emana y ahora, Rubén Castro. Lo que más cambió Mel, partido tras partido, fue el centro de la defensa, como ahora. Y la concatenación de derrotas llegó tras una catarata de elogios: tras ganarle al Barça (3-1) en la Copa y situarse líder en esta campaña.
Los cambios. La plantilla está desconcertada. Hay jugadores que pasan de no ser convocados a titulares (Jefferson Montero, Matilla) y viceversa (Salva Sevilla, Molina, Jefferson...) y el planteamiento del equipo ha ido haciéndose más rácano a raíz de las derrotas, cuando antes se presumía de una identidad innegociable o natural, incluso. Considerar que este equipo no sabe jugar al 0-0 es engañoso. Quizás es que no ha sido preparado para ello. También afectan los cambios durante los partidos: no se recuerda uno que haya servido para cambiar el desarrollo del mismo. Si acaso, al contrario: los de San Mamés y el día del Zaragoza no frenaron las acometidas y frente al Rayo y Español empeoró el equipo.
De referencias a poco fiables, amortizados, inexistentes... Mel ha movido la plantilla. Sólo faltan por debutar Isidoro, Fabricio y Calahorro. Parece que el primero lo hará mañana. Pero el trato a los que no cuentan ha sido tan distante que a veces parecían estar fuera. Recuperarlos es complicado. Matilla es otro caso peculiar, que pasó de teórica referencia a prescindible. Salva Sevilla, Jefferson, Juanma o Molina cuentan de forma guadianesca. Ezequiel ha estado a un lado. Y Momo. Cañas no aparecía y ahora es titular, como Ustaritz.
Cae al primer golpe. El Betis es un equipo débil mentalmente. A pesar de la cacareada trascendencia de la psicóloga, básica en otros momentos clave, el grupo se hunde tras cada contratiempo: expulsiones de Mario y Casto contra Athletic y Zaragoza y los primeros goles ante Real Madrid, Rayo y Español. A todo ello se le une el conformismo público por la constante referencia a los doce puntos, inamovibles en el casillero desde el 22 de septiembre. El equipo se cae y se habla de la cercanía con Europa viviendo de aquellas rentas. ¿Y la ambición? Quizás es querer ver el vaso medio lleno. Quizás.
Fútbol. Claro, también ha bajado el fútbol del equipo. De atrevido a temeroso, de la presión alta a las facilidades, de la velocidad a las transiciones eternas, de la telaraña de los pivotes a las autopistas entre ellos, de los laterales que subían a los que se arredran... La defensa siempre ha sido lenta, pero al jugar adelantada engorda el muestrario de defectos. El refuerzo, por ausencia de peso en esa zona, del mediocentro hace que se juegue con una banda ciega o con Rubén desperdiciado ahí.</CW> Las referencias ofensivas (Molina, Santa Cruz) juegan solas.
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